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Ya no sé hablar


Ya no sé hablar
me dominan los textos aprehendidos (1ª acepción)1, yo
apenas soy, insisto
en bucle lo que ellos reiteraron antes, desde el árbol
la utilidad de mi garganta es igualmente atávica, una
función que solo acaba en la muerte

espumean en mi boca las palabras de aquellos y
si llegaran a sonar sería
a través de aquel mecanismo también de otros, su eco
                   solo soy
una maraña resonante que
escribe, pronuncia, cambia,
cambia ese aire que muere en el papel o
que desgrana sus pequeñas ondas en un viaje mayor
para quedar mudo tras del grito
como solo puede la impotente voz
aquel poeta de la vida que se contentaba con mirar y
desear el presente, en silencio, en la turbia laguna de
sus dulce mirada
en una terraza de ruido resplandeciente y vacuo2

la evolución genética del pensamiento,
de la escritura y el habla, y sus gargantas, muestra que
encontrar una voz es solo
cuestión de deseo y, por tanto, de angustia y espejo
ante la riada de voces que urbanizan la historia

         es la necesidad de parar ese flujo
para descansar en una presencia propia, como en una
tarta de cumpleaños, e intentar comprenderse algo de
uno, y creer en su originalidad, como se cree en dios.

1 aprehender: coger, asir, prender a alguien, o bien algo, especialmente si es de contrabando.
2 El poeta al que se refiere el poema es el que aparece en la película La gran belleza, que no habla y solo muestra su estar con la mirada.