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The woman in red

—A una dona vestida de porpra i escarlata—

La mujer estaba cubierta de púrpura y grana
Apocalipsis 17,4

Europa necesita a los talibanes
para que lo suyo no parezca tan grave.



los pueblos, las muchedumbres,
las naciones y lenguas
portarán cuernos en sus bocas vacías
pues dios pondrá en sus corazones
vengar la ofensa del deseo,
—devorar su dulce carne—
y matarlo por la culpa de la devoración.

las aguas no volverán a su cauce
y la ceniza vivirá en sus ojos
y vecinos y reyes
besarán los pies incólumes de la blanca estatua
como una ofrenda escrita en la frente,
y sucumbirán al peso de su alienación.

cautivo y desarmado,
desolada su carne desnuda,
el deseo será expuesto en el museo que nadie visita
y todos moran,
embalsamado, como un líder a quién se traiciona;
y junto a una copa de oro se podrá leer:
ni madre, ni hermana, ni santa,
la guerra
ha terminado.