y la frase interviene sobre el dispendio que la piensa.
de Intervalo, de Eduardo Hervás
El juego proyectivo de la lectura1 y
viceverso: vicio del verso y del revés, del juego lectura,
tentar en la zarza la espina oscura, espejo
sangre savia en los dedos, letanía de leteo sin cerrar los ojos,
esencia de palabra en la cuna, junto al vomitar, material de esquina, eco
telaraña y moscas del divagar contra el cristal,
transparencia,
una folie en el tendedero, como una sonata
que el viento araña contra la calma del sueño,
burlona como un niño enfermo
nace del dispendio que toda vida debería ser.
Nos llaman la atención
algunas frases bellas, modelos que se comerán los gusanos,
la crueldad apasionada de la musa,
su estúpida indolencia,
o la biografía maldita de la imaginación bajo el puente y,
sin embargo,
qué hermosa la celda y librería de Juan de la Cruz
en la frente, como una maldición de piedra
y en las rodillas
ojos y garbanzos ciegos del temblar,
en el costal, roturas ante una luz sin frase
dura y sutil herida de la húmeda naturaleza que se abre paso
distancia que vacía el sentido,
mientras ellos viven.
1 de una carta de Eduardo Hervás, sin destinatario ni fecha, acerca de la redacción de Intervalo: Prosigo en mi galería de topo el juego proyectivo de la lectura. Eduardo Hervás. Obra poética. Edicions Alfons el Magnanim. 1994.
addenda, 'lo que ha de añadirse':
(cuando ya pasó el aliento
busqué el origen (una vez más olvidado), busqué
como en terapia, con el dolor de cabeza de una tormenta
y en la misma nube de polvo,
no entendía el parto —ya, son solo palabras—
pero ese objeto puro y afilado, sin memoria de sí mismo
ni de mí,
ex nihilo, del fango donde todo vive, puzle de vidrio del placer sonoro
igual que un espejo de ruido
machaca el texto, y mil veces me refleja)