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Viaje negro

I

la razón de este viaje,
este viaje inmóvil que solo el poema procura,
este viaje donde los cuervos
hablan en el aire
con la mirada fija en mis labios
y su oscura gracia turba mi frente en un ascua,
en un ardor de camino,
la razón, digo, de este viaje
son las mismas teatrales aves,
sus graznidos,
que chupan la savia del árbol que soy
hasta secarme, en un ritual antiguo,
cotidiano,
en que la tierra entra en la vena
anegando toda la sangre y
doblando por la mitad mi arcano innúmero:
cielo y tierra plegados en la locura


II

brilla la noche y
la memoria rescolda este viaje alado
tras los pasos de una pluma que
tercamente
escribe el poema errático y solitario
en la pared de mi cuarto,
un poema que quiebra contra el muro
su afán de inspiración,
abandonad toda resistencia, dice,
abandonad todo pudor,
el viaje no tiene fin ni sentido que no sea
destruir el palacio y dejarlo crecer,
el amargo territorio de la palabra escrita,
el acto poético que llaman soñar
nada es, más que
el vuelo negro de estos pájaros que simulan voz
mientras ponen en mi boca el sabor amargo
de lo inútil y la soledad,
su áspera palabra