solo la piedra mantiene el nombre,
la piedra es palabra que apenas sabe
vislumbrar,
¡mira la gran boca
(¡ah, tengo que bajar la basura!)
de la naturaleza!
la gran boca negra que todo lo entierra
que todo lo disipa y
sin embargo
la piedra,
la piedra castigada de los mil años
aún respira el polvo de los relojes
aún lame los dedos del resol
su musgo, y la espora de su frente
tatuada de hojas
hace suyo el abrojo y la sal
la piedra, sin más apellido que una cruz
o una letra, o el temblor
de otra mano devorada por la naturaleza
sin nombre más allá del gemir de sus padres
la piedra, igual, es palabra intrascendente,
obligada a significar,
que solo la boca de la naturaleza
la devuelve al olvido
despegada de historia y de interpretación
dejad pues, que caigan las catedrales,
los cuerpos y los cielos,
que se derrumben todas las palabras inútiles
y se arruine su legado intransigente
dejad,
que cuando llegue la noche
la piedra, la mano y el aire
descansen en paz