que no es del silencio
sino de vuestras palabras
de donde he surgido,
de vuestra boca,
para refutarla o modificarla,
para tacharla o besarla,
para ser
que no es de la nada
sino de vuestros cuerpos
de donde he nacido,
de vuestro sexo,
para sobreviviros, y morir
en las palabras
y, por fin, el silencio,
la nada
de ser