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el poema se desprende

el poema se desprende
como la piel quemada,
soy y ya no soy,
es mi puzzle desordenado
mi doble que merodea ebrio
la sombra que permanece quieta
mientras huyo por las calles

el poema se afirma
atravesando los cuerpos,
holograma o ectoplasma
de la sangre que se rebela,
saliva que explota en los labios
largamente en silencio

cada poema es la clave de bóveda
de mi cráneo apuntalado
que de nuevo se derrumba,
la pintura roja de sus paredes
y el semen que desborda mi mano,
el poema se desprende
como el lenguaje de un sueño
o el dolor de un muerto en la batalla

yo quisiera tañer la lira como el loco
mientras el mundo arde,
pero no el de siempre
sí el de nunca,
oh llama voraz, oh terrible deidad,
pulsar sus cuerdas desnudas
el color de una noche así rasgada
un eterno comienzo,
un charco de piel y de palabra
que cuando lo llego a rozar
se destruye todo inconsciente
y mi rostro ya no está,
omnímodo poder, tal vez