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Oración en el huerto

—página de un diario—

—ante una imagen de Leopoldo María Panero



desde lo más hondo del ojo
un grito en punta, —iridio—,
me convoca, me nombra
me escupe de tu boca que es palabra
  antes que milagro,
palabra calcinada para siempre contra el papel
palabra que calienta mi mano
y en mi pecho graba tu voz imposible
para escribir circularmente
en tu nombre,
como una ouija de la risa del hombre
ante el espectáculo de la vida,
como un enfermo que delira
la vida de los otros mirándose
  en el espejo
y olvida la suya en una caja de zapatos,
ese grito que brilla es ya el poema, Leopoldo,
que tú escribes aún muerto,
—ceniza a las cenizas, funk to funky
cuerpo a la poesía devorada por la llama
que se redime
  contra los ojos puros de los animales,
mar de orina
en que se ahoguen los necios.
Oh barro de la vida, junkie


Amén