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Ya no sé hablar

—página de un diario—

ya no sé hablar
si no es aquí
diferido como un charco de lluvia
ya no sé qué decir, en los lejanos rostros
de los demás, en su estar ahí,
—no es que siempre haya sabido y ahora
lo haya olvidado—, es
que aún más ha decaído, como una ley absurda
o la esperanza en el ser humano.
es algo que se ha roto
como un vaso de alcohol o la vena del yonqui,
y por el agujero o en sus múltliples brillos
todo aparece inútil, huido,
mayormente exangüe,
un tiempo muerto en la vida, como el trabajo
alienante,
ya no sé hablar si no lo escribo,
y solo a esto me remito,
espejo negro de mi conciencia, dedazos
en el cristal
ya solo soy estas manchas,
delicadeza y
soledad
del poema