aquí todo rebota —digo, señalándome la sien—,
el pensamiento es sed
dependencia del camino
la pelota de goma de la infancia
o la de metal del pinball
el pensamiento supera al ojo
y a la mano,
es un loco eléctrico electrocutado
sacudiéndose en la silla de Marinetti,
sublime Electricidad, única y divina madre 1,
temblando de sed de contacto
su camino es la vida, la trepidación
porque mientras se mueve
nada le define, no hay palabra,
no hay posición ni estado
y solo en la quietud encuentra el bautizo,
la muerte
entonces ya no es él
sino el cadáver de una ballena en la playa,
lo informe que tiene forma,
un coágulo de sangre
o una mano cerrada
vive en el camino,
señalando un horizonte que nunca llega,
mirándose los pies al caminar
y en la monotonía de los pasos
desaparece
¿la mente en blanco?, no,
la mente en negro,
escritura
1 pensando en ese contraste movimiento-quietud y en el funcionamiento eléctrico del cerebro, me vino a la cabeza este collage que hice sobre la fotografía de la ejecución de Ruth Snyder, de Tom Howard, sin más manipulación que titularla Retrato de Marinetti a causa de un texto de este artista italiano, Proclama futurista a los Españoles, de 1910, en que, siguiendo la línea de pensamiento por él comenzada, enarbolaba la electricidad y el progreso tecnológico como única forma de superación violenta de su presente. Este verso es parte de ese texto.