[aplausos en la calle, desconocidos]
las flores decaen
saltan los pájaros entre zanjas y ruidos
sobre árboles humillados
el desdén del tiempo no les importuna,
a veces, cae una hoja,
sin prisa,
que rápidamente es pateada por un niño,
a veces cae un niño,
de boca
y saborea la tierra que orinan los perros,
nadie muere, aparentemente,
nada sucede que no sea
el claxon de un coche atascado
o el estrépito de las flores cayendo
sobre una hierba que pastorea insectos,
sobre la mancha de sol de mi mano,
sobre este silencio oportuno
tras los aplausos a un desconocido
[ladran los perros. Golpean su hocico]