No encontró una respuesta
en aquel portal:
lancé una piedra
como a punto de decir algo
¿abandonar tal vez la ciudad?
la gente descendía a la infancia
antes de morir
lentamente
¿descendía yo, acaso,
al fondo de una sombra
aquella tarde?
preciso decirle algo:
la lluvia nos engaña, las sirenas
que besan mundos sumergidos
como la infancia
he olvidado el impermeable
y las fotografías
he deseado perder la memoria
en los muñecos de cera
inútiles cadáveres de la mentira,
también desearía
perder las preguntas
ante las luces rojas del olvido
no encontré asilo en mis cabellos
atados a la tierra húmeda
y volví a arrojar la piedra
en aquel portal
esperando, al menos, la voz el eco
contra el mármol:
el cielo asfalto,
como siempre,
se mojaba a sí mismo
siguiendo Imperfecto, de Así se fundó Carnaby Street, de Leopoldo María Panero.