a Georges Bataille
Siendo el cielo
ese reino prometido a los débiles
como las sábanas al niño, en invierno,
ocultan su semen
toda experiencia es paralela, espejada,
espejismo en las paredes y manos y pieles
de sombra,
qué es tu tierra sino
miel en que muere el hombre, dulcemente
para lo demás
obra de la paciencia y el hambre
escozor del día,
buscaba en la existencia el tesoro escondido
del pirata Jesucristo
ridículamente tuerto y su loro
éxtasi de la mentira que en el poema
encuentra su horma, altera,
mis restos
impregnando la sábana de amor loco
por escapar de la presencia y la figura,
la resurrección, y
ahogarme en la debilidad de la página y su miedo.
Los perros inundan la calle, sus lenguas
vagabundean
y en el níveo algodón veo mi cara.