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La herida me pertenece


La herida me pertenece
y el espejo que la representa,
dudas, amor, de su conveniencia
mas, yo, sin herida
no soy nadie
      si me desnudo de dolor,
si con alcohol o cualquier otro traje
me travisto en cómodo reflejo, si
por evitaros la palabra
me quemo en un mar de silencio

¿quién soy?

la herida me pertenece, o mejor,
a la herida le pertenezco y
en la herida me elevo
—en vuestros ojos me arrastro—
la herida ya es mi casa, ni la compro
ni la vendo, ni la abandono
y,
ni siquiera se derriba la herida cuando
en la herida cae
       como hoy.