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Invocación

aniquilación de los ojos prietos
aniquilación de la boca clausurada
el sentido abierto el azul del cielo
la humedad negra del barro
dios en la mano la cueva primitiva
acero doblado por el viento
cristal ausente en el escaparate
bala mágica en el descapotable
contemplo tras el mundo
que no aparta su condenado cuerpo
el blanco vacío el ojo de leche

oh palabra, que invistes el mundo
que nombras la carne y el vertedero
con la misma indiferencia apasionada
del político y el asesino,
vacía tu sentido en mí
haz de mí tu cáliz
tu paraíso perdido, tu miedo

—soy la cama de tu sudor frío, —habla,
—el alumbre que besa tus cicatrices,
caminé sin rumbo hasta tu cuello

oh palabra, trazo, silueta, velo
de un rostro que no más que no existe
sobre la mano yerma, alucinada