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Invasión de lo imposible

esperamos como hermanos la invasión de lo imposible
enfilados en los campos como espigas,
como estatuas o pirámides sin tiempo,
girasoles vencidos por la noche,
el ser humano con cabeza de animal
llora ante Anu
la incertidumbre de su existencia,
un deseo que exige ser satisfecho
en el templo del banquete, sobre una mesa dorada
donde las copas ruedan como ojos en blanco
al suelo,
al absurdo estallido de todo en un reflejo de cristal

¿qué significa esto a las puertas de lo imposible?
mi mano derecha sujeta el cetro
y los animales sacrificados gimen
en un bosque exuberante de columnas;
al fondo, lo azul
es un lago que esconde una ciudad muerta
y dios está en su centro en forma de Venus,
inscrito en palabras de otro que no entiendo

traducción del vahído en barro es el poema
de un color impreciso y pálido, como una montaña
lejana, y en su cúspide, una máscara
del señor del veneno y de la vida,
un fósil entre grito y palabra
pues solo en el lenguaje existe,
solo en su máscara me corro y hablo,
oh diosa de la humedad y la esperma,
del pantano de la fertilidad negra
en que resuenan tiros del cazador al amanecer
y los árboles sacan la lengua a los caimanes,
en ti vacío mi ser
con furia callada, palabra sobre palabra,
como perlas falsas
enfilándose en tropel ante lo imposible

El germen de este poema es el verso porque somos tan solo hermanos de una invasión de lo imposible, del poema Glosa a un epitafio, de Leopoldo María Panero.