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La huella de la ruina

“aquel que retorna
conservando la huella de la ruina”
VIRGINIA TRUEBA MIRA


“las limitaciones hacen que seas
el maravilloso desastre que probablemente eres”
NICK CAVE


pesa cada día en la conciencia de una piedra,
de un pueblo en un alto, o junto a un camino,
peso yo, lo que yo sea, sobre esta cama,
esta acera o este pensamiento,
la ruina es apenas perceptible en este movimiento que
gasta las juntas

¿quién imagina la ruina de un niño
en el campo de cebollas de un colegio?
¿quién en las relaciones de hombrecitos
que remedan a sus padres fracasados sin saberlo
o beben los vicios de sus madres doloridas?

ya entonces la argamasa es seca boñiga,
orgullo garbancero, deseo insaciable, deber ser,
ya los cimientos son excremento burgués
y la ruina te persigue como la sombra que crees tuya,
y le culpas agua, viento, luna o circunstancia,
y en la edad adulta que todo lo sabe
serás un hermoso punto de reciclaje, verde venenoso,
rodeado de tales otros, en la sala de cristales
que llamamos sociedad

ah, el orgullo de organizar, de informar,
de divertir, de saciar,
ah, el orgullo de escribir, que toda la vida es sueño,
el orgullo,
oye cómo rasga la juntura, cómo rechina el adobe
conque ese hombre que se cree dios te construye,
mira tus manos llenas de sangre
mira tus ojos llenos de barro, sí,
el fondo es lo que informa

la ruina lenta de cada día se deposita sin interés
retumbando como el corazón delator bajo el alma
—a nadie pide permiso para latir—
como una bomba de extracción de petróleo
extrae la leche de los árboles muertos,
de esos recuerdos que ya son dudas, chatarra,
supuestos, negros presagios de una vida en digresión
que solo significa en el hilo del ahora

no, no somos ni romeo ni julieta,
pasado memorable ni futuro fetiche,
solo somos ahora, ruina preciosa, hermoso desastre
bajo la luz de este cálido amanecer interrumpido,
presente continuo de un miope,
único placer de esta vida engarzada
en eslabones que se funden en un día interminable,
o así me lo parece, después de desayunar
—yo, que desayuno, esa fortuna—
¡cuánta contradicción y culpa!,
¡cuánta estratagema!
para vivir