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Hiperobjetos

—a Antonio Blanco, poeta



hay algo encerrado en tu dureza de objeto
en tu piel brillante, cartoné,
hay rastros perdidos, —así quiero creerlo—,
palabras manuscritas
manchas de café, dedicatorias arrepentidas,
esquinas dobladas por el tiento
notas al margen o
versos subrayados por la sed
libertaria, todo es posible
en la crema de tu piel

retrato de autor casi adolescente,
hermoso al fin
como de quien mira la vida sin querer
toda tu mano está aquí:
las líneas de tu mano sobre la crema de los días o
el papel,
y en el canto
una fecha, como un estribillo que no comprendo
18-1-77, junto al nombre, tu nombre
el nombre,
un nombre y un día
y en la portada una fluorescencia roja
una dama de Mizoguchi
velada, revelada, sin ser
objeto de tantas manos, reina
sobre la memoria que cae de la página

atravesado en el tiempo como un accidente
un arco de acero curvado, Serra cortén
en la plaza de la vida,
oh, ese verso contra el que me estrello
cada mañana en el espejo:
sobre la vana extensión de mi discurso,
sin ir más lejos
de tu boca cerrada

los barruntos son páginas incontroladas de la vida
invocación sobre el papel
pétreo que cae del cielo
frío que mis manos calientan


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