a Leopoldo María Panero
Este que yo te señalo…
caído en la melancolía
nacido de la rosa y
del ritual de la casa derruida,
testigo del cadáver del silencio y
la escritura del mundo
que se arrastra desnudo
cuando te acercas a él
bajo la lluvia que vierte la palabra,
es la herida inabarcable de vivir
en el manicomio secreto del día
en que florecen los años
la hierba y los pantanos.
Ese animal engalanado de dios
gusano que desde la rama
mira caer el sol y prende la noche
bajo un esplendor que solo él ve,
criatura de todas las dudas
antropólogo de tenues perros que
ante el abismo levanta la pata e
imagina,
ese aliento soy yo,
falo de la trompeta y ceniza en los
labios.
Quizá siguiendo Orfebre, de Leopoldo María Panero, y sugerido por el primer verso, parte de una cita citada en aquel libro.