volver arriba
Volver a Textos

El cuerpo inmaculado

y leer sobre ellos, su ser
caído sobre la página,
y tenerlos en mi boca
y saciarme
y ahogarme
y sentir la presencia
ese calor insomne, esa mano dormida
caer en mis labios como un papel
ese túnel de luz del hombre que escapa
ese jardín que nace solo
y bajo la luna se retuerce
y revolcarme desnudo
como solo puede la palabra
invertebrada memoria de nada
presencia sutil del aire que arde
y vibra húmedo en la saliva, en el sentido
sobre la hierba
sin tocarla, y luz,
luz al escuchar mi voz amedrentada
golosa de sus flores y escorpiones
y la lengua ahíta de sangre
que eyacula el poema
el ruido ordenado, blanco o rosa
y el cuerpo inmaculado sobre la hierba
a la altura del gusano que ríe
enredado en sí mismo,
resolviéndose,
esta es la prueba, esta es la ley
susurrado
espejo
de falta