el amor trillado de los días que pasan,
el presente como algo real,
el gasto feliz de los jóvenes enamorados,
la química en devenir,
el discurso de las hipotecas abisales
única referencia de lo infinito,
el cansancio, la rutina del trabajo
el nos vemos eh de los amigos
que nunca encuentra su momento,
la desidia que nos empuja a la soledad
como refugio, como hastío,
la imperativa necesidad de hacer algo,
de hacer más,
hijos, frutos del deber
hierba de una sociedad fútil,
cosecha irracional
la violencia institucional
y la propia incoherencia,
la marcha radetzky temporal
alter ego de un corazón cansado,
la explosión controlada del orgasmo,
piedra de Sísifo, involuntaria,
el apoyo a la debilidad del otro
en la pantalla, su abandono en la calle
el vacío del arte, los juegos de palabras
que nombran todo y nada valen,
las vacaciones, homologadas,
manifestaciones protestas concedidas
conforme a la norma establecida
la lenta depuración de los seres queridos,
también de los que no lo son,
la muerte sin sentido, literalmente
ya sin alcance substancial
el exceso, vicario del follar-se,
del miedo a la muerte y al espejo,
la comida condena y pasión
la naturalización de la injusticia
y el temor a ser ajusticiado
o desajusticiado,
a caer fuera de la cuadrícula, la calle
la cesión a la casta política
la extravagancia como solución al ser
la estupidez que ya no es estúpida
y el saber que conduce a lo peor,
vaciar la mente como única salvación
en un valle henchido de ecos
y mirar el horizonte para ver una línea
y mirar la noche para ver a dios
enredado en constelaciones de azar
mirar al cielo para no pensar
los pies
el examen constante, el juicio
como máquina de picar carne, la propia
y de los demás,
la búsqueda más allá del más allá del más allá…
el árbol genealógico como arbotante,
condena y soga
la escritura como hilo de vida
el dinero como hilo de vida
—de la vida que ha de ganarse
y se ha de pagar—
la naturaleza como límite,
ese leve punto azul pálido que escapa
en ausencia de luz