¿De qué sirve una realidad que
no podemos superar?
Nacer en un baño de sangre, cuando ya
los dioses se han ido,
sin reserva, sin medida,
territorio que nadie disputa, el dolor,
antiguo mineral en la roca,
descender al volcán por su boca
abrazar lo imposible
la hierba fresca, la luz de la cueva,
el loco sueño de despertar la noche,
la vana rebeldía del arte.
El espíritu comienza a alterarse
desesperado,
las olas no llegan a nuestros brazos, y
una secreta languidez bajo el chaleco rojo
nos da ese aspecto fatal, opalino
de mancha oscura en la arena y turbia
sinrazón.
Y en los ojos vacíos del lirismo
ante el agua esclavizada en las fuentes,
la ausencia
y nuestro dolor permanece.
Despertad pronto, ansiadas tormentas,
despertad,
que la realidad no frustre vuestras vidas in
abarcables
en sus cañerías de plomo y
edad.
Siguiendo el capítulo 1 de La revolución romántica, de Marcel Brion.
1 Aufenthalt al. Morada, del lied del mismo título del ciclo Schwanengesang, de Franz Schubert.