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Anomia

allí donde la gravedad social se alivia 1
los pasos se adentran en el bosque de la noche,
su propia existencia emerge
entre las hojas manchadas de sal y porvenir,
torpes biografías que explotan
dentro de los cuerpos
imágenes no muy distintas a un cadáver
perdido para siempre en el bosque,
un cadáver que habla en sueños
de un carnaval de corrupción,
bajo su sombra
en su nombre
mundos perdidos,
abolidos los cuerpos, sin estado ni aliento
—el dios de la vida en el fuego del desencanto—
la fantasía
vaga y maleante
la puesta en escena de un desnudamiento

¿qué haremos entonces, cuando
despojados, ya fuera del bosque o dentro
nada encontremos
y el lenguaje, la palabra y el poema
no remitan más que a sí mismos,
como narciso ante la nada de su rostro,
vivir por delegación en la palabra
vivir en su desvelamiento
insectos cegados en el brillo de la luz,
manos de ciego
en casa de otro

1 Germán Labrador Méndez, Culpables por la literatura.