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Tras el cerco de la vida

—siguiendo Tras el cerco de Ímola, de Guillermo Carnero—


Tristes tiempos son estos para quien algo ansía,,
Guillermo Carnero

Al ser atrapado en ámbar de oro.



      Lo que un día fue bastión, fortaleza,
forma del dominio sobre la víscera palpitante;
lo que un día fue valle entallado, ansia fina, afán de
vastísima sangre, engolfada en vena que brasas inhalara,
                        hoy
proclama, aletear de nieve daga
contra el óvalo que, quizá, contuvo divina almendra,
y suplica impotente su filo de plata, y aguzar
el tiempo de la herida incontenible y fría,
espejeando, al calor del Reino sin talla ni muro,
líquidos derramados colores
que más allá del contorno y el futuro, rebasen y confundan
sauces, cuervos y corazones, en ámbar que los aloje
en transparente armonía.