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Sinopia1, museo

—siguiendo Pisa, de Guillermo Carnero—


Estudiar mientras las alas blancas del tiempo pasan,
de Analectas, de Ezra Pound



      Arcana sinopia que el tiempo gasta en el sentido,
cancelado depósito de agua en galería septentrional,
los colores en la tarde podridos, la humedad
en los muros: los indóciles corceles inventados
del azar.
    Triunfo de la Muerte2,
sarcófago de Ottaviano3, mármol sobre el que descansa
la alegórica suerte de una ciencia desnuda, en un manto desatado
sin ruido,
    el plomo del tejado derretido sobre las vivas estatuas,
como un manto de crudos diamantes sajó, una vez,
largos jirones de pátina verde rojiza, tintando la oculta ansiedad.

      Interior de camposanto, exaltado cielo,
tú, que me miras punteando el plectro4 contra las cuerdas de nube
de la cítara solar
como el león rasga las venas del cuello de la gacela,
o los ojos tañen la arquería de piedra en su reverbero
o el carcelero, roza, la fila de jaulas5 de madera donde apresar el canto
amplísimo del atardecer, y su caída en alas de hielo, tú,
dime,
   ¿de quién es el mundo, mío, suyo, o de nadie?6

      ¿Tierra Santa, Milagro, Catedral? Ocre tierra y vulgar
que Ubaldo7 trajo en el bolsillo, manchada de sangre,
  (mejor que la cal española para un gólgota cotidiano:
  ¡los cuerpos se descomponen en veinticuatro horas! dice la leyenda)
para conformar amplísimo sepulcral.

      Anacoretas en Tebas y santos8,
—hoy, más que nunca, me llamo ninguno9, siendo
todo lo que se puede ser, para nada:
               comer rojos tulipanes10
en este universo fragmentado, desatado
como un mar abierto, un plácido dolor de pluma y cristal,
de estrellas sumergidas y arcos ciegos.
                Casi nada, quedaba ya
bajo el tejido o la pintura punteada por la púa del tiempo.

      Atento. Que el strappo11 sanguinato12 corre
entre árboles, caballos, tumbas, damas y señores
bajo el peso de la nieve y ese antiguo miedo a morir, lívida flor
en el parteluz de los ojos, mas
             no cedas, oh pasar,
al cortejo de una eternidad, en máscara de vida, resplandeciente.


El lugar es el Camposanto de Pisa. Durante la segunda guerra mundial fue bombardeado por los aliados y estando el depósito de agua confiscado, el incendio destruyó una gran parte, derritiendo el plomo de los tejados, cayendo sobre estatuas y frescos. Fue restaurado por completo en lo posible. Se halla en la Plaza de los Milagros o Plaza de la Catedral.
1 Sinopia: dibujo sobre el muro preparado para pintar al fresco a modo de boceto. Tanto los frescos como éstas, las sinopias, fueron arrancadas de los muros del mencionado camposanto con la técnica del strappo (véase nota 11).
2 Triunfo de la muerte, Anacoretas de Tebas y Santos Pisanos, son pinturas al fresco del lugar.
3 Ottaviano-Fabrizio Mossotti: físico italiano del s. XIX. Estudios sobre electricidad en el tejido cerebral. Estudios sobre lentes y comportamiento dieléctrico que puso las bases para el trabajo de Maxwell que condujo a las ondas electromagnéticas. Su tumba sarcófago, que culmina una alegoría desnuda de la ciencia, está en el Camposanto de Pisa.
4 plectro: púa de instrumentos de cuerda. poét. inspiración.
5 fila de jaulas: jaulas en las que estuvo preso Ezra Pound tras la segunda guerra mundial, cerca del mismo lugar. En ellas, escribió parte de sus Cantos.
6 ¿de quién es el mundo, mío, suyo, o de nadie?: Whose world, or mine or theirs / or is it of none?, del Canto LXXXI, de Ezra Pound.
7 Ubaldo: Ubaldo de Lanfranchi, arzobispo de Pisa. En el siglo XII trajo un cargamento de tierra sagrada de Tierra Santa, durante la cuarta cruzada, para, a partir de ella, construir el Camposanto de Pisa.
8 Anacoretas de Tebas: pintura del Camposanto de Pisa. A lo largo de los siglos VI al VIII d.C., numerosas tumbas del Valle de los Reyes, en Egipto, fueron reutilizadas como lugar de habitación de anacoretas y monjes cristianos.
9 me llamo ninguno: por Homero en el IX canto de la Odisea. Según el texto, al llegar los marineros aqueos a la cueva de Polifemo, Odiseo dio a beber al cíclope un vino muy fuerte. Al preguntarle éste su nombre, Ulises dijo llamarse Outis (ningún nombre, nadie). Tras atravesarle el ojo con una lanza y huir, oyeron cómo el desdichado Polifemo empezó a gritar a los demás cíclopes que «Nadie» lo había herido, por lo que entendieron que se había vuelto loco, llegando a la conclusión de que había sido maldito por un dios, y por tanto no intervinieron. Expresión usada por Pound en Los Cantos.
10 comer tulipanes rojos: eso hizo Ezra Pound en una reunión en que Yeats estaba llevándose toda la atención, para atraerla a sí. Y no. De manera similar, el personaje Jack Celliers en Feliz Navidad, Mr. Lawrence, de Nagisa Oshima, comía flores para simular su locura.
11 strappo: ital. técnica de arranque de la superficie cromática de una pintura mural para trasladarla a otro soporte.
12 sanguinato: ital. ensangrentado. Por sanguina, lápiz rojo de dibujo.