HAY UN MARGEN
hay un margen
un espacio que no es blanco,
una holgura, una disfunción
donde el rostro desaparece
y ya no se ve ni se oye nada definido,
nada que no sea acuoso,
porque las plumas se abren
porque el vello se aparta
y toda la visión pasa por la mano
se trata de buscar el origen,
ese lugar tras el que no hay nada
mas que el abismo de la página
el borde de un mundo plano
como una cuchilla de acero
que corta la yema del ojo
en la piedra, en el papel,
en la mente que allí se entrega,
hay un presente que apenas dura
una gota de lluvia en la cabeza,
imagen de un recuerdo anónimo,
un presente que no es blanco
sino alteración del barro de la historia
como el chapoteo de un cerdo
sacar de la insoportable indefinición
un margen de piel, de carne,
una presencia atada al dibujo,
sobre las cuerdas, contra las cuerdas,
y apartar el ruido y meter los dedos
hasta la puerta de la luz,
donde solo la mentira puede saber,
donde se pierde pie
y la letra se emborrona,
allí donde la página se rompe
y no habita nada
mas que el eco del sí mismo
sí mismo: “Creo que la cosa que llamo sí-mismo es un centro ideal, equidistante entre el yo y el inconsciente..., es un sueño de totalidad”. Carl Jung