L'AIR DU TEMPS
El perfume es mi carácter, mi personalidad,
–y cuanto más caro más exclusiva soy–.
Sin perfume no huelo a nada bueno, no puedo ser.
Todos esos residuos que parecen emanar de mí, no son míos.
¡Yo no soy esas excreciones;
yo soy mejor;
yo tengo una posición elevada;
yo soy una persona normal!
Yo huelo a París:
el perfume es mi alma,
y mis manos nunca se manchan.
¡Esperad que abra la ventana!
Como os decía,
yo soy esa imagen del espejo que limpio cada mañana:
adimensional, pulcra, divina,
como un fantasma sin sábana o una oración.
Yo merezco un altar, ¡yo soy un altar!
Veo animales por la calle, animales sueltos
que olisquean, que compran barato
y llevan el collar del trabajo y el sudor.
Yo miro a otro lado y siento su admiración,
porque yo soy diferente,
¡me lo ha dicho la tele!,
y en una habitación tengo 26.000 cajas de toallitas húmedas.
…
Mmm. Por favor, dejadme ahora sola.
–¡Maldita comida!–.