EL MANTEL VERDE
Sin esquinas, con recodos,
sobre la mesa, la carne,
alimento del espíritu.
Ininteligible sobre la cuadrícula,
forma que fuga mi conciencia,
pieza atrapada.
Protegida del suelo, en el suelo revolcada
y viva,
adherida a la memoria.
Ni una línea recta, ni un sentido,
las ataduras que te pusiste,
la prisión del catálogo.
Sujetos del mismo margen,
en la radiante soledad del empedrado,
fundimos lentamente en un espacio
entre ahora y la espalda.
La imagen procede de una fotografía de un burdel de Cartier Bresson.