EL LIMITE DE LA PIEL
El límite es la piel,
más acá de cualquier colgajo.
La historia se bambolea dentro
como una botella medio llena de viaje.
Todas las miasmas, todos los recuerdos,
líquidos del amor y los días,
se frotan contra la pared roja de poros.
Hay burbujas y hay palabras,
y hay eso que llaman dolor;
hay listas interminables de nombres
y leche de la madre.
Somos un pantano sin inaugurar;
somos carne que no conoce el dinero
ni el cuchillo, ni el disfraz.
El límite es la piel y solo es un andrajo,
la cera del mueble,
la pátina del tiempo.
Abre la boca, abre el culo,
rompe la piel.