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Eterno espejo

—Rosalina en azul—
retrato antiguo de una niña

ETERNO ESPEJO



—a Rosalina Gutiérrez



eterno espejo es
un papel
en que la memoria arde
en que arden unos ojos
que pronuncian una mirada,
palabras
—y solo palabras—
para la oscuridad de mi cabeza,
recortada
contra un fondo azul de plata
contra el rostro diáfano
que aparece sobre esa plata
donde nadie
tiene nombre,
importancia
y todo es sed

un momento —cuando te asomaste—
desprevenida de la eternidad de aquello,
solo un momento,
en que fuiste consciente
abriste los ojos y
tu boca entreabierta
no encontró palabra ordenada
concreta
conque explicar el futuro
o la luz
de una visión que nadie más vio

porque
¿acaso se puede pedir más
que el asombro de tu infancia?
¿acaso no es el cristal
suave como la piel aún inocente
de tu vida,
acaso no es el azogue
el recuerdo construido
por una madre
que ama?

eterno espejo es la fotografía
que no pestañea,
que no duerme
que no finge,
que mantiene preso el rostro de un imposible
fantasma
atrapado en el reflejo azul
de un ser humano diáfano,
en la debilidad suprema
de una imagen que flota
en el tiempo detenido
de la conmoción

No sé quién hizo la fotografía. Yo reencuadré a Rosalina dentro del grupo en que estaba y edité digitalmente la imagen para intentar concentrar su expresión, mi punctum. En palabras de Roland Barthes, en su libro La cámara lúcida: «No soy yo quien va a buscarlo, es él quien sale a escena como una flecha y viene a punzarme.»Punctum» es pinchazo, agujerito, pequeña mancha (…); es ese azar que en la fotografía me «despunta» (pero que también me lastima, me punza)».