LA CARA OCULTA
Vulva y cara al frente, la boca babea.
El ano mira al suelo, abajo, duplicándose en el papel.
Los ojos a mí, delante, reflejándose en los míos.
Por encima del lenguaje de la moda, fundido,
los muslos fundentes.
El líquido interior se suma al disolvente,
al espejo acuoso de la imagen,
al lóbrego pantano que estanca
supliendo lo que se evapora.
Ondulante, puede ser imaginada, leída en los posos.
Puede construirse, aparecer y para nada estar.
Ser solo una posibilidad que mi reflejo crea.
Ser, finalmente, el pozo de los deseos,
seco.
Y nada más.