LA BELLE MER
tú que agradas al ojo y al espíritu,
pura calma elevada
vasta extensión de agua salada
de piel con papilas,
tú que alimentas la subsistencia,
fuente y causa originaria
nacimiento de la palabra
corrida
me vacío aquí
en tu territorio
gritando entre las montañas,
solo tú y yo,
glaciar de primavera suspendida
dorado
fuego del amanecer
objeto absoluto del ser
fantasma que aparece en un rincón
entre las sábanas
perdido en el bosque
dentro de una caja
o sobre una puerta1
tu lánguida mirada me moja la lengua
con saliva de tus labios,
y la mirada se hace carne
y a través de tu carne me encuentro
ahogado en la profundidad,
en el fondo de mi humor vítreo,
el lago cierra sus límites
y nada se desprende sino mi ser
que se encauza en tu culo
como nieve sucia
resbalará en primavera la lluvia,
tocada por un sol
alineado con las piedras,
y seré amado por la alcantarilla,
tú, eterna indefinición,
desierto de la mirada,
permanecerás tranquila,
encelado mi globo ocular
como un imposible
aunque me haya corrido en tu hermoso mar,
fuente de sabiduría y bruma
El título procede del apellido del artísta Hans Bellmer, cuya obra es una gran influencia para mí. La Belle Mer significa, en francés, El Hermoso (o La Hermosa) Mar.
1 La muñeca de Bellmer: deseo y dialéctica de la mirada. María Santana Fernández, 2015.